miércoles, septiembre 01, 2004

LA VENGANZA SE SIRVE MEJOR FRÍA

Hace poco estaba en el baño, mirándome al espejo. De pronto, pude ver a un mosquito reposando en la pared que estaba a mi lado derecho. Lo primero que me pasó por la cabeza fue: ¿cómo le hacen los mosquitos para vencer la ley de gravedad y pararse en las superficies verticales? Después de eso, lo maté con un golpe de la palma de mi mano. La maravilla sucumbe ante la barbaridad.

Posteriormente, otra pregunta llegó a mi mente: ¿por qué acabo de matar a ese mosquito, si no me había hecho nada? Después de un ligero análisis de la situación, me di cuenta de que lo había matado porque quería desquitarme con él de todos los mosquitos que alguna vez me habían picado. Además, ese mismo mosquito podría picarme eventualmente. Fue una especie de homicidio preventivo. Preferí quitarle la vida en lugar de aguantar una pequeña roncha que me daría comezón por un par de horas. No me importa.

1 comentario:

Roboboro dijo...

tu lo aplastas, yo me lo como!