sábado, enero 15, 2005

VALLARTA

Ya estoy en Puerto Vallarta. Después de estar 3 días en Guadalajara capacitándome con Santander Serfin, llegué a esta ciudad llena de turistas y ancianos gringos retirados. No pude ver el estadio Jalisco, que es donde juegan las chivas, pero eso ya no importa porque de todas formas ya casi ni veo el futbol. Me dolió dejar en Monterrey a Janeth (mi hija, la más pequeña de todas), pero de todas formas, cuando la recluté para que empezara a trabajar conmigo sabía que no me seguiría a otra ciudad. Total. Fue lo mejor. Le tomé cariño y trabajaba muy bien, pero yo ya no podía aguantar una pelea más. Me quedaré con los buenos momentos y las discusiones y los gritos serán solo anécdotas ridículas. Si regreso a Monterrey algún día, se que todo lo que dejé permanecerá exactamente igual. Hay cosas que nunca cambian, al menos no en su esencia.

Puerto Vallarta es extremadamente turístico. Todo está lleno de palmeras y de hoteles gigantes. Cuando estaba en Monterrey una chava que venía de Vallarta me dijo que Monterrey no le gustaba. En ese momento pensé que era una estúpida, pero ahora se bien porque lo dice. Todo aquí está construido para lucir y para contrastar con el mar. El mar es inmenso. El Malecón es increíble. Esta ciudad se parece al Miami que muestran en las películas de Hollywood, con chicas rubias en bikini caminando por las calles, fuegos artificiales todas las noches y enormes cruceros blancos llegando cada hora. Los atardeceres aquí son maravillosos, todos son dignos de una postal.

Ahora vivo aquí en Puerto Vallarta con Bonney, Gilberto, Yolanda y Mónica. Todos ellos son compañeros de trabajo. Nuestra casa no tiene televisión o una grabadora decente (en la de Mónica no se escuchan mis CD´s, aunque son originales). Recientemente pusimos el boiler, así que ya nos bañamos con agua caliente. Lamentablemente tengo que lavar y planchar mi propia ropa. Me dio mucha nostalgia cuando Arturo, el vicepresidente de la compañía y nuestro gerente en Monterrey nos dijo: "Me dio mucho gusto trabajar con ustedes chavos. Yo ya me regreso a Monterrey. Ahora Bonney es su gerente." No me queda más que chingarle. Tengo que empezar a reclutar.