domingo, agosto 22, 2004

LA PERSISTENCIA DE LA MEMORIA

El jueves pasado llegué por fin al extremo del ser antisocial: fui al cine... yo solo. Ante al mirada extrañada de la señorita que me entregó el boleto (“¿uno?”), pagué los 47 pesos correspondientes y entré a ver "El extraño resplandor de una mente sin recuerdos", película que tenía muchas ganas de ver. Fueron 47 pesos porque puedo ir solo al cine, pero no puedo ir solo a un cine chafa que tiene sillas de madera y un piso pegajoso lleno de chicles. Mejor ir al cine más cómodo de todos, aunque sea también el más caro: el Cinepolis ese que está en Garza Sada.

No es fácil invitar a alguien a ver una película como esa. Pensé que era una de esas películas que la gente ignorante dice que son "de arte" y que a la gran mayoría de las personas le parecen aburridas. Claro que invité a Karina, Paty, Toño y Carlos, que yo se que si apreciarían un largometraje sin balazos y explosiones, pero todos me dijeron la mima excusa: "no tengo dinero, mejor vamos a rentar un DVD al Blockbuster". No es exactamente lo mismo. Pensé en invitar a otras personas, pero yo no soy de esos que toman su agenda y le llama una a una a todas las personas que ha conocido (y que hace tiempo que no ve) para invitarlos a salir a algún lado. En realidad estaba equivocado. La película la puede ver cualquier persona, siempre y cuando esté consciente de que saldrá de la sala con un extraño dolor de cabeza y sintiéndose ligeramente triste y confundido.

La película es maravillosa, una de las mejores que he visto en mi vida. ¿Eliminaría los recuerdos de todos mis amores frustrados o perdidos si tuviera la oportunidad de hacerlo? Yo no lo haría. Si lo hiciera me quedaría vacío. Con todos los buenos momentos vienen los malos, y con todos los malos momentos viene la nostalgia por los buenos. De eso se trata la vida. De acumular nostalgia.

domingo, agosto 08, 2004

VOY A ESCRIBIR EN HIPOMANÍA

Todos deberíamos de estar un poco locos. El mundo es tan plano y obtuso que sólo a través de la locura podemos ver lo que es realmente importante. Imaginar el fin del mundo, ver el cielo rojo, las nubes negras, tormentas de fuego, manchas de sangre esmaltada en la pared, gatos parlantes, chacales con anteojos, peces cayendo del cielo, nieve en forma de cenizas, robots de latón, leones sobre la mesa, relojes gritándome, ardillas en aeroplanos, la lavadora seduciendo al televisor... No quiero ver nada que no pase por el filtro surrealista de la locura.

Bjork va a cantar en la inauguración de las olimpiadas. Nadie debería de perdérselo. Todos deberían verlo.

miércoles, agosto 04, 2004

ALGUNAS DE LAS PERSONAS QUE HE CONOCIDO

Sin mencionar nombres, escribiré algo acerca de algunas de las personas que vienen a mi mente en este momento:

Hace tiempo conocí a un chavo que pensaba que todo el mundo creería sus mentiras si las decía con mucha seguridad. Eventualmente, sus mentiras se le vinieron encima. No ha cambiado y nunca cambiará porque los mitómanos siempre creen que tienen la razón. Seguramente en este momento está buscando a más incautos a quienes engañar con sus historias falsas de aventuras inventadas.

Hace tiempo conocí a una niña. Digo niña porque nunca pude dejar de verla como tal, a pesar de que tenía la misma edad que yo. Me admiraba. Se que suena a vanidad cuando lo digo yo mismo, pero yo me daba cuenta de que ella me admiraba. Siempre ha creído que soy muy inteligente y trabajador. Nunca supe que decirle o como tratarla. Me faltó tacto. Desearía poder tomarme un café con ella y ofrecerle unas cuantas explicaciones. Si alguna vez la lastimé, le ofrecería mis más sinceras disculpas.

Hace tiempo conocí a una muchacha muy tierna, pero a pesar de su voz angelical y su forma excesivamente correcta de usar las palabras, tenía una enorme capacidad para ofender a los demás sin que fuera esa su intención. Su personalidad era muy sólida, a pesar de ser extremadamente dulce. Muchas personas decían que era una sangrona. Aunque alguna vez sentí algo por ella, admito que siempre estuve de acuerdo con esto último.

Hace tiempo conocí a una chava que nunca dejaba que nadie la insultara. Decía groserías por cualquier cosa y no le daba miedo enfrentarse a los demás. No sé porque, pero siempre me hacía caso. Ella creía que yo siempre tenía la razón y sabía que hacer. Nunca he dejado de admirar su temple. Me hacía reír mucho, aunque lo hacía sin intención. Si algún día se da cuenta de su capacidad, se comerá al mundo de un bocado porque siempre tendrá la razón y sabrá que hacer.

Hace tiempo conocí a un chavo que acabó siendo mi amigo. Es extremadamente inseguro, pero a pesar de eso es muy sociable. Si no fuera por él, en este momento estaría resentido con la vida. Me hizo ver que las personas que piensan en puras trivialidades no son necesariamente vacías. Me hizo darme cuenta de que cualquiera puede ser amigo de cualquiera. Estoy seguro de que él cree que yo he cambiado demasiado. Creo que él sigue siendo exactamente igual. Ojala que la vida no lo obligue a cambiar mucho.

Faltan personajes, pero también me faltan tiempo y el espacio.