EL POEMA SACADO DEL PERIÓDICO
Se sabe del amor por la querella
entre lo que has ganado y has perdido;
esa lucha ampulosa del sentido
contra la dependencia que lo sella.
Quizás en la tendencia a dejar huella
para que nadie más caliente el nido
o en el reír perverso, enloquecido,
tocando el centro exacto de una estrella.
En la butaca incómoda de un cine:
la mente más curiosa y transitoria
se sienta porque el fin no se termine.
En el beso final, la vasta historia.
Ese breve esplendor que nos define
la intemporalidad de la memoria.
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