AYER FUE UN DÍA DIFÍCIL
Ayer estaba pensando en ti. Ya casi no lo hago, pero ayer fue un día aburrido y no tenía nada más que hacer. Recordé aquella vez que giré mi cabeza hacia atrás y tu tenías la mirada clavada en mí. Estabas sentada, con los ojos enormes y la boca entreabierta, embobada con mi presencia y seguramente con la mente en blanco. Te miré fijamente y me quedé en tus ojos. Me sentí ciego, sordo, mudo y transparente. Tan concentrado que mi universo entero quedó reducido a tus pupilas. Después de esos segundos en que el tiempo se disolvió para que toda la eternidad fuera nuestra, no pude evitar poner una de esas sonrisas frágiles y nerviosas que sólo tú podías sacar de mi rostro. Me correspondiste parpadeando para recuperar la conciencia, cerrando la boca y sonriendo.
Ese fue nuestro primer beso. El que nos dimos al amparo de varios metros de distancia y con la pura mirada. Ese que culminó con un par de sonrisas bobas, con las cuales, sin decirnos nada, nos pedíamos disculpas por quedar hipnotizados el uno con el otro. Los demás besos se me olvidarán con el tiempo. Creo que muchos de ellos ya los olvidé, pero eso no. Me juro a mi mismo que ese no.
miércoles, julio 14, 2004
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1 comentario:
Fue un sueño?
Pues se escucha y lo describes como tal, demasiado perfecto.
Luis Eres Buen Poeta PERO cuando no estas atacando a Dios
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